sábado, 24 de enero de 2009

O Descubrirse en el Ensueño


Hace poco tiempo ella tuvo un sueño casi despierta, en estado de vigilia, como reposando sin darse cuenta sobre el sillón de la casa de un amigo. En el sueño, alguien le dice que busque una puerta por donde entrar a un castillo. Al castillo de los cuentos de hada, dorados y lleno de magia. Encuentra una puerta secreta y pequeña. Entra a un gran salón con un ventanal en el techo por donde entra luz bellísima. Era la única luz en el lugar. Era una especie de cueva amplia, un lugar de paredes de tierra y piso de tierra, muy cálido, donde se imaginaba bailando. Empieza a bailar. Su cara se transforma. Se dibuja una sonrisa. Los ojos resaltan del brillo. Se la veía ensimismada en el baile y en la felicidad que le procuraba ese movimiento, sin música que escuchar, con música para sentir.En un rincón oscuro había una cantidad importante de libros, sobre una mesa redonda. Este espacio la sorprende, se ilumina con una vela que estaba por allí, ve que esos libros son muy viejos y en un idioma que entiende, pero no puede pronunciar, no puede darle sonido, pero entiende el sentido, sabe de qué se tratan, a qué tiemposde los tiempos pertenecen. No sabe por qué estaban allí. Que señal sería esa para su largo recorrido. Se pregunta. Sabe que es una señal. Tomó uno de ellos.En su tapa de color marrón gastado hay un jeroglífico, que parece un laberinto con sus caminos rojos y negros. Es un rectángulo en el medio de la tapa de ese libro. Con mucho miedo, y un temblor corporal que la hace vibrar, que se apodera de ella impulsivamente. Es una electricidad que conoce. Tampoco se preocupa por este estado alterado de su cuerpo. Tomó el libro, lo abre, pero no puede leer lo que dice. Es terrible no puede leer. Tenía mucho miedo de leer, no se animó, no puede. Presiente que lo que dice allí habla de su pasado, de ella. De esa historia que no sabe, que nunca quiso saber, y la encontró allí. Y lo peor es que ahora no tiene escapatoria. Sabe que fue allí también para encontrarse con esa historia. Que ahora sería irremediable pasar por allí. Decidió, entonces tomarlo. Lo cierra, y lo llevó con ella para descubrir lo que dice allí adentro, en otro momento. Pero lo lleva con ella en esos caminos sinuosos.Sigue caminando y se encuentra con una escalera de madera que baja en forma de caracol. Encuentra en un descanso un pequeño escritorio antiguo en una esquina en penumbra. Tiene un cajón, y en el cajón una llave antigua. Lleva la llave consigo y sigue caminando hasta llegar a un lugar con una fuerte penumbra que entra por una ventana. Hasta el momento no se había dado cuenta del paso del tiempo. Pasó muhco tiempo hciendo este recorrido. Ya estaba amaneciendo, y no sabía dónde estaba....Se da cuenta que en otro cuarto continguo hay una celda en la que hay una persona. No sabe si es hombre o mujer, pero imagina una mujer. Se acerca al lugar y se encuentra con una mujer muy joven dormida, de tez de porcelana y cabello pelirrojo, en un rincón, vestida de aldeana de los años 20 del siglo pasado, con colores verdes y marrones secos, gastados por los años allí. Le toma la mano, y sigilosamente, la saca de allí, ella se despierta lentamente, sin preguntar nada. Sin hablar. La sigue. Llegan a la orilla de una playa, donde se sientan a contemplar el mar. Sólo se comunican con las miradas, con una sonrisa, con la calidez de la cercanía de sus cuerpos, y permanecen tomadas de la mano mirando el mar, una al lado de la otra. Sin palabras.....

Myriam Amarillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario