¿Qué pasa? ¿Qué es este sueño sin mar? El fabricante de almas ha salido al valle. Busca formas informes que moldear. Quiere una perfección absoluta, no permite el menor error. Se compenetra con la obra al punto que se vuelve la obra, se convierte y es parte de la obra. La obra es hija suya nacida de sus propias entrañas. Pero tiene un pequeño problema el perfeccionista empecinado: que no es perfecto. Pero no le digan porque es muy orgulloso y soberbio. Si se lo dicen, seguramente dirá que sus obras son todas perfectas como él mismo lo es, pero sepan que estará mintiendo el fabricante, que estará llorando por dentro, con lágrimas espesas que se estancan en el viaje y quedan adentro y hacen sus estragos, adentro hacen sus estragos. Pero así está un instante contento el fabricante de almas perfectas, el jugador compulsivo, el amante implacable.El fabricante abre hoyos secos en la superficie, busca ideas entre las piedras, se sumerge al fondo del mundo para cerciorarse de que el calor no era un sueño. Viaja con ojos cerrados, a la velocidad de la luz, sin llegar, sin llegar. ¿A dónde vas, fabricante? ¿Y tus ojos dónde están? ¿Por qué hay un navío en tu cabeza? Fabricante, ¿dónde estás? Te has quedado atrás. Ven, vamos, apurate que ya cae la noche y los hombres están solos. No los dejes solos, vamos. ¿A dónde estaba la luz?Miren que el fabricante se ha perdido, ya los hombres se inquietan al ver. El fabricante nos ha reunido. Y nos dejó solos, pero somos nosotros, no solos. Estamos nosotros. Y si estamos nosotros es porque está el fabricante. Donde sea que esté, está. Mirando un partido de fútbol, haciendo un picnic, pescando en el navío en medio del mar, o simplemente observando las estrellas. Ahí va el fabricante. Miren. Ya tendió la ropa y va al mercado. ¿Qué compras hace el fabricante? Un poco de valentía, por favor, y dame unos gramos de prudencia, y unas semillas de esas que llevo siempre, las de amor. ¡Ah! Y dame doscientos gramos de paleta. Oh, fabricante, no olvidemos las horas. Dame 70 kilos de tiempo vital y una pulsión de muerte, por favor. ¿A dónde vamos, fabricante?El fabricante cose, abre, junta, emparcha, siempre buscando la forma de mejorar. ¿Qué es mejorar, fabricante? ¿Qué es ser mejor? Hace almas por doquier. Las mira, las estudia y tiene su alma entera – si es que el fabricante tiene alma -, tiene el alma entera dirigida hacia este propósito: investigar. ¿Investigar a qué precio, fabricante? Crea por aquí, por allá, así, asá. Cuando se empecina con un modelo, no hay quien lo pare. Si es un mono, hace millones. Quiere mejorar. El fabricante mejora. Y siempre mejora incluso el significado de este mejorar. ¿Qué será mejorar para el fabricante? En su afán no se pierde la maravilla de lo imperfecto. El fabricante ve perfección por todas partes, todo es bueno para sus grandes ojos fantásticos. ¿Cuántos ojos, fabricante?El fabricante improvisa, se confunde y hace cosas imprevistas, que no sabe por qué sabía que le iban a pasar, cómo diablos sabe el fabricante, nadie lo sabe. Se excede en las vueltas que le da a una tuerca y ¡zás!, allá va un alma a probar su suerte. ¡Y qué suerte! Si ya empezamos así. Ocurren cosas locas en la fábrica. Si sabrá de locura el fabricante. Imperios de la Razón ha visto caer uno tras otro. ¡Jajaja! Se nos mata de risa el fabricante.Hubo una tarde en que tremenda cosa haría el fabricante. No es cierto que el fabricante lo sabe todo. Esa tarde las cosas cambiarían para siempre. Pero antes llamemos al fabricante por su nombre. ¿Qué nombre lleva? Dicen que los nombres no lo nombran. Que no es lo mismo que decir que todos los nombres lo nombran; cosas muy distintas. El caso es que este fabricante, fabricado quién sabe en qué fábrica, tiene un nombre y es Fabricante. Quién sabe en qué fábrica porque de pronto aparece el fabricante y listo, tenemos que conformarnos con eso y tranquilizar a la razón para que no se amedrente si es que quiere más explicaciones y más y más. Que tenemos teorías a lo loco en este mundo pero ninguna nos satisface. La sed es algo a lo que debemos acostumbrarnos. Pues no hay agua para toda la sed. Dicen que cuando se lo nombra, sus máquinas se entorpecen y estropean. Con todo lo que lo nombramos aquí, en este breve texto, toda la fábrica le destruimos al pequeño propietario.La tremenda cosa la hizo el fabricante la tarde en que soltó a las almas de sus hilos; marionetas de libre albedrío, nunca visto. Las dejó sueltas como perros sin cadenas o pájaros a los que se les abre la puertita de la jaula: ¡Anda, pajarillo! ¡Ve! ¡Vuela ya! No tienes deberes para conmigo, vete, eres libre. Has lo que quieras. Pero, fabricante, ¿adónde irán las almas? Nos queremos quedar con vos. No pueden, adiós. ¿Por qué no, fabricante? Porque quisieron aprender.¡Oh, fabricante de fabricantes! ¿Qué significa esto? ¿Por qué hacemos de la vida un trabalenguas? ¡Fabricante! El fabricante me vuelve loco. A veces me pregunto si en verdad existe este fabricante. Es que entre los nudos de palabras se me escapa de la boca, o se me queda atorado en esos nudos. Mi razón teje y teje un entrelazado que yo casi no concibo; una tela fina, delgadísima, que los vientos sacuden el día entero desde el despertar del alba hasta que se duerme el sol. ¡Ay, telita delicada a la intemperie, no sé qué tan real eres, o si eres mi pensamiento y qué es mi pensamiento! Fabricante, ¿mordés?, ¿tenés dientes?No sé, ya no sé qué más decir del fabricante. Sólo logro que se deslice entre todas estas palabras y jamás se muestre. Les confieso un secreto delicioso, el fabricante duerme en mí, yo soy su cuna, su almohadón de plumas. Hay un fabricante encerrado en mí. Y quiere ser libre. Parece como si yo ahora tuviese que liberarlo a él de mí mismo. Esto es ridículo, es absurdo. Cómo va una criatura a ponerse a liberar a su creador. Esto es inaudito. Y, sin embargo, es así. Todo va hacia el fabricante. Toda la vida. Las plantas buscan su sol y buscan su agua. Los disfraces delatan al fabricante. La belleza de una planta está en su búsqueda infinita. Su ser es todo búsqueda. ¿Encuentra algo? La belleza lo confirma. Qué más da, en tu camino has dado con tu belleza. Toda la belleza es constancia de la máxima expresión del fabricante. Pero el fabricante es un misterio, todos lo vieron y nadie lo ha visto. Camina por las paredes, juega, se divierte, explota, vuelve a hallarse. Se dice del fabricante que es él todo amor. Qué amor misterioso, fabricante. Qué misterio. ¿Te amás vos mismo, fabricante? No nos habrás creado para amarte, ¿no? Fabricante, ¿Somos nosotros vos? ¿Sos vos queriendo fabricarse? ¡Qué locura, fabricante! ¡Qué inmensa locura! Mas es la locura más razonable que vi en mi vida. Cuánta razón hay en tu locura. ¡Gracias, fabricante! ¡Fabricado seas! No hay agua para toda la tristeza. Las almas seguirán buscando.
Martin Godino
sábado, 24 de enero de 2009
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